If there is something that cannot be hidden, or at least not for long, it is the passage of time. Every day, every month, every year leaves its mark on everyone and everything, and I think that both in people and in objects, it is interesting to see the traces they leave behind.

Each mark, each furrow, surely tells us a story of the road travelled.

And what do the photos of an old book have to do with it? Well, just reading this book that I told you about recently (Memories of a Kidnapping), I stopped to look at its pages which, as you can see, are already yellowed and even have some stains, which are clear traces of the passage of time.

This book was a gift from a friend, who like many others left the country, and in order not to leave it lying around, she gave it to me, together with others, so I have no idea how many years it was in her hands, or if it passed through others before her, but looking at its pages, I can assume that it spent a long time in some library.

During the reading I found two things that undoubtedly speak of the same thing... the passage of time and its traces:

A bookmark that shows the cover of the book "La locura del otro ", by Luis Enrique Mármol, and that at first glance shows the yellow tone that marks the passage of time on the paper, and that when I turn it over, being a different texture, it is much more noticeable, especially on its edges.

The other thing I found was a nice surprise, because I hadn't seen a dried flower in a long time, and it's something I used to do when I was a teenager while reading. I would take some flowers, or leaves from my mother's bushes, and put them to dry inside the pages of the book.

Usually, I would forget them, and when I went back to read the book I would find them again, and put them back in their place, to surprise me the next time.

And this was supposed to be a short post to show you how time is capable of transforming everything, and although we complain about the new wrinkle, that new gray hair we see in our hair, this is nothing more than the passing of time, and just like youth, or the new, it also has its beauty...

It is the trace of what we have lived, and the proof that God has been good, and has given us long years of life.

Si hay algo que no puede ocultarse, o por lo menos no por mucho, es el paso del tiempo. Cada día, cada mes, cada año va dejando su huella en todos y en todo, y creo que tanto en las personas como en los objetos, es interesante ver las huellas que van dejando.

Cada marca, cada surco, seguramente nos cuenta una historia del camino recorrido.

¿Y qué tienen que ver las fotos de un libro viejo? Pues que justo leyendo este libro del que les comenté hace poco (Memorias de un Secuestro), me detuve a mirar sus hojas que, como ven, ya están amarillas e incluso tienen algunas manchas, que son huellas claras del paso del tiempo.

Este libro fue el regalo de una amiga, que cómo muchas se fue del país, y para no dejarlo tirado, me lo dio a mi, juntos con otros más, así que no tengo idea de cuántos años estuvo en sus manos, o si antes de ella paso por otras, pero mirando sus hojas, puedo asumir que pasó mucho tiempo en alguna biblioteca.

Durante la lectura me encontré dos cosas que sin lugar a dudas hablan de lo mismo... del paso del tiempo y sus huellas:

Un marca libros que muestra la portada del libro "La locura del otro", de Luis Enrique Mármol, y que a simple vista deja ver el tono amarillo que marca el paso del tiempo en el papel, y que al darle vuelta, al ser una textura diferente, se nota mucho más, sobre todo en sus bordes.

Lo otro que encontré, fue una linda sorpresa, porque hace muchísimo tiempo no veía una flor seca, y es algo que de adolescente solía hacer mientras leía. Tomaba algunas flores, u hojas de las matas de mi mamá, y las ponía a secar dentro de las páginas del libro.

Generalmente, las olvidaba y cuando volvía a leer el libro las encontraba de vuelta, y las dejaba nuevamente en su lugar, para sorprenderme la próxima vez.

Y se suponía que este sería un post corto para mostrarles cómo el tiempo es capaz de transformarlo todo, y aunque nos quejamos de la nueva arruga, de esa nueva cana que vemos en nuestro cabello, esto no es más que el paso del tiempo, y al igual que la juventud, o lo nuevo, también tiene su belleza...

Es la huella de lo que hemos vivido, y la prueba de que Dios ha sido bueno, y nos ha regalado largos años de vida.

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