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This story takes place in the depths of the ocean, in a community full of algae where swordfish abound, which shine with their long and sharp noses, sharp and of a metallic blue color, which shine silver when the rays of light hit them in a certain way.

The landscape is full of corals of different colors, clownfish, rocky and even there is a ship that at one time ran aground on the coral reef and has now become the habitat of all these animals. North of this ship, near a coral bank where we can see seahorses and Mr. Stonefish, we find the protagonist of this story.

There is Mr. Harry Eel, an elderly eel with a tie and a red beret, in a semblance that makes us remember a Parisian artist. He is giving some strokes and some paint stains with his tail on a shell canvas, trying to paint what is inside his soul, trying to express all his art.

And at the moment when he chooses a color and imprints it with his tail on the canvas, he realizes that it was not the one he wanted and a flashback comes to his mind. We then see him appearing in school in his early days, when he was learning, in the same situation painting a tree with great enthusiasm.

He tells the teacher: "Teacher, I finished my painting." And the teacher, in a very cold tone, tells him: "What you have done is not art, it looks like it was done by a fish that is intoxicated."

Mr. Eel, who was a child at these times, felt really frustrated because the teacher told him that what he was doing was not art. Many years have passed since then and he has become a grumpy eel that tells everyone that he is not an artist due to the frustration and what this starfish teacher told him in his childhood.

However, he approaches returning there to the present to a friend of his named Jaime, the swordfish who is currently the tax collector of the area. Jaime immediately sees the masterful canvas that Mr. Eel is making and tells him impressed: "Wow, what a beauty of paintings you are making." Mr. Eel immediately tells him: "No, I am really a failure, this is garbage." The swordfish withdraws, leaves thinking about how he could help his friend and thinking that he could have a great business.

He immediately comes up with the idea to put on an art exhibition. He does, organizes with all his contacts an exhibition that is going to be held in the shipwreck. There they set up all the paraphernalia, all the canvases and take the different paintings of Mr. Anguila. They make the respective presentation with a welcome party and all the fish recognize the work of Mr. Anguila and finally tell him that yes he is an artist.

At the end, Mayor Calamardo of the seven seas awards him a medal and recognition as the new art director of the seven seas.

From this moment on, Mr. Anguila stopped feeling frustrated and stopped having that feeling that he was worth nothing. He began to create new canvases that flourished with his art and illuminated the whole area with color and joy. Each of his works transmitted motivation and desire to live to the whole neighborhood and to all the seven seas.

This story shows us how with a little motivation and help from a friend or a known person we can always move forward. It highlights the value that friendship and motivation have to always help us overcome difficulties.

I want to make it clear that the moral that the opinion of others should not define the value of each one as an artist. We must create art because it makes us feel alive and because it allows us to connect with ourselves and express everything we feel.

Especially, a negative opinion of others does not define the intrinsic value of our art. Our art already has value in itself and, as I said, it allows us to feed our creative souls and connect with others. But in the end, art speaks for itself and defines us.

This has been my story for today and I hope you liked it.

Translated and formatted with Hive Translator by @noakmilo.

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Version en Español

Esta historia transcurre en las profundidades del océano, en una comunidad llena de algas donde pululan los peces espada, que brillan con sus largas y afiladas narices, aceradas y de un color azul metálico, que brillan plateadas cuando les pegan de cierta forma los rayos de luz.

El paisaje está lleno de corales de distintos colores, peces payaso, rocosos e incluso hay un barco que en una oportunidad encalló en el arrecife de coral y ahora se ha convertido en el hábitat de todos estos animales. Al norte de este barco, cerca de un banco de coral donde se pueden ver a caballitos de mar y al señor pez piedra, encontramos al protagonista de esta historia.

Está el señor Harry Anguila, un anguila de edad avanzada con su corbatín y su boina de color rojo, en semblanza que nos hace recordar a un artista parisino. Está dando sobre un lienzo hecho de caracol unos trazos y algunas manchas de pintura con su cola, tratando de pintar lo que lleva dentro de su alma, tratando de expresar todo su arte.

Y en el momento en que escoge un color y lo plasma con su cola sobre el lienzo, se da cuenta de que no era el que quería y le viene un flashback a su mente. Vemos entonces que aparece en la escuela en su época temprana, cuando estaba aprendiendo, en la misma situación pintando un árbol con mucho entusiasmo.

Le dice a la maestra: "Maestra, ya terminé mi pintura". Y la maestra, en un tono muy frío, le dice: "Eso que has hecho no es arte, eso parece hecho por un pez que está intoxicado".

El señor Anguila, que era un niño en estos tiempos, se sintió realmente frustrado porque la maestra le dijo que lo que estaba haciendo no era arte. Desde entonces han pasado muchos años y él se ha convertido en una anguila gruñona que le dice a todo el mundo que él no es un artista debido a la frustración y a lo que le dijo esta maestra estrella de mar en su niñez.

Sin embargo, se acerca volviendo allá al presente a un amigo de él que se llama Jaime, el pez espada que actualmente es el recaudador de impuestos de la zona. Jaime enseguida ve el magistral lienzo que está haciendo el señor Anguila y le dice impresionado: "Wow, qué belleza de cuadros está haciendo". El señor Anguila inmediatamente le dice: "No, yo soy realmente un fracaso, esto es una porquería". El pez espada se retira, se marcha pensando en cómo podría ayudar a su amigo y pensando que podría tener un gran negocio.

Inmediatamente se le ocurre la idea de montar una exposición de arte. Lo hace, organiza con todos sus contactos una exposición que se va a realizar en el barco encallado. Allí montan toda la parafernalia, todos los lienzos y llevan los distintos cuadros del señor Anguila. Hacen la presentación respectiva con una fiesta de bienvenida y todos los peces reconocen el trabajo de el señor Anguila y finalmente le dicen que sí es un artista.

Al final, el alcalde Calamardo de los siete mares le otorga una medalla y el reconocimiento como el nuevo director de arte de los siete mares.

A partir de este momento, el señor Anguila dejó de sentirse frustrado y dejó de tener esa sensación de que no valía nada. Empezó a crear nuevos lienzos que florecían con su arte e iluminó todo el área con color y alegría. Cada una de sus obras transmitía motivación y ganas de vivir a todo el vecindario y a todos los siete mares.

Este relato nos muestra cómo con un poco de motivación y ayuda de un amigo o una persona conocida se puede siempre salir adelante. Nos resalta el valor que tiene la amistad y la motivación para siempre ayudarnos a superar las dificultades.

Quiero dejar claro que la moraleja que la opinión de los demás nodebe definir el valor de cada quien como artista. Debemos crear arte porque nos hace sentir vivos y porque nos permite conectar con nosotros mismos y expresar todo lo que sentimos.

Especialmente, una opinión negativa de las demás personas no define el valor intrínseco de nuestro arte. Nuestro arte ya tiene valor en sí mismo y, como ya dije, nos permite alimentar nuestras almas creativas y conectar con los demás. Pero al final de cuenta, el arte habla por sí mismo y nos define.

Este ha sido mi relato por el día de hoy y espero que les haya gustado.